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Cuando empiezas a familiarizarte con los relojes de pulsera, una palabra que va a surgir un montón será “movimiento”. El movimiento no sólo abarca el barrido de las manecillas a lo largo de la esfera del reloj, sino también la manera en que sus mecanismos internos producen ese efecto.

El movimiento de un reloj es fundamental de cara a su funcionamiento y a la forma en la que mide el tiempo: considéralo el “corazón” del reloj.

Hay tres tipos de movimientos de reloj: mecánico, automático y de cuarzo. A continuación explicaremos las diferencias que hay entre ellos, junto con sus ventajas e inconvenientes.

Ventajas de los relojes mecánicos ⌚
No hacen falta pilas. Como un reloj mecánico se mueve tras darle cuerda a mano al resorte, nunca tendrás que ir a un joyero para cambiarle la pila. Cuando el reloj deje de moverse, sólo habrá que darle cuerda.
Movimiento fluido de las manecillas. Para algunos, un movimiento fluido del segundero es más agradable desde un punto de vista estético que el tictac de los relojes de cuarzo. Si esto es algo importante para ti, entonces opta por un reloj mecánico.

Carácter. El trabajo de ingeniería que supone un reloj mecánico es imponente. Dentro de la caja de tu reloj hay engranajes y muelles diminutos que trabajan juntos para darte la hora. Por supuesto, lo normal es que estos mecanismos no se vean, pero eso es parte del encanto. Un relojero se ha pasado horas y horas perfeccionando un mecanismo que permanece oculto a la vista. Así que si valoras la artesanía, entonces considera añadir un reloj de movimiento mecánico a tu colección.

Táctil. Para algunos, uno de los atractivos de un reloj mecánico es que el dueño debe darle cuerda para mantenerlo funcionando. Hay algo especial en el ritual de darle cuerda a tu reloj al final del día y que te conecta en mayor medida con el tiempo. También tiene algo especial el tener que cuidar de forma regular de una de tus posesiones para mantenerla “viva” y funcionando.

Los relojes automáticos son prácticamente como los mecánicos (están movidos por un resorte y utilizan engranajes intrincados para hacer girar las manecillas) pero no necesitan que el usuario les dé cuerda para que sigan funcionando. En vez de eso, tu movimiento a lo largo del día le da cuerda al resorte mientras llevas puesto el reloj. De ahí el nombre de “movimiento automático”.

¿Cómo se da cuerda a sí mismo un reloj de movimiento automático? Bueno, pues en su interior tiene un pequeño peso llamado “rotor” que se mueve gracias al movimiento de tu muñeca a lo largo del día.

Está conectado al resorte y lo enrolla a medida que se mueve. Los relojes automáticos también disponen de un embrague deslizante para evitar que el resorte se enrolle demasiado cuando lo llevas.

Si no vas a ponerte tu reloj automático, te convendrá guardarlo en una caja giratoria. Se trata de un dispositivo que mueve el reloj de forma circular cuando está guardado, de manera que el resorte interno permanezca enrollado.

Esto es especialmente importante si tu reloj tiene características como un calendario o la posibilidad de mostrar la fecha. Por ejemplo, digamos que tu reloj automático dispone de un calendario, pero decides no ponértelo durante unos días.

Si no lo guardas en una caja giratoria, la energía disminuirá y seguirá mostrando la fecha y la hora en la que dejó de funcionar. Así que cuando decidas ponerte el reloj de nuevo, tendrás que ajustar tanto la fecha como la hora.